La idea de teletrabajo de la que partíamos parecía algo muy atractivo. Siempre se entendía como una gran oportunidad de actualizarse y mejorar nuestra calidad de vida pudiendo conciliar nuestra vida familiar, social y laboral. Tener más tiempo de ocio y descanso, ahorrar dinero en desplazamientos y vivir mejor.
Nos adaptamos a todo, está claro, pero NO en el tiempo récord que nos lo ha pedido la nueva situación que tenemos con el COVID.
Probablemente ahora desconoces cuando empiezan y acaban tus jornadas laborales, echas de menos poder relacionarte con tus compañeros o atiendes una llamada o correo independientemente del día y la hora.
Esta situación genera en las personas que han tenido que continuar con su labor profesional en casa síntomas relacionados con la ansiedad y depresión que es importante cuidar para no hacer de ellos un problema mayor que nos aumente el malestar.
Podemos seguir unas pautas para ayudar a adaptarnos a la nueva rutina:
- Establece un horario
En tu oficina tienes un horario de entrada y salida, una parada para comer o tomar el café con tus compañeros. No olvides la importancia de esa rutina para no sobresaturarte y tener tiempo para el resto de tu día.
- Identifica tu espacio de trabajo
Siempre que puedas tienes que ubicar tus obligaciones laborales en un hueco de la casa. En muchos casos no tenemos un habitáculo específico para ello, pero podemos adaptar lo máximo posible un hueco de la casa para realizar siempre nuestras tareas.
Buena iluminación, comodidad y lo más alejado del sitio de descanso.
- Evita responder correos y llamadas fuera de tu jornada laboral
Es difícil desconectar teniendo nuestro trabajo en casa, pero es necesario hacer un esfuerzo para que nuestra mente pueda liberarse en los momentos que están fuera de nuestro horario.
- Planifica quedadas sociales
Es importante estar en contacto con nuestros compañeros, cuando es necesario realizar trabajos en equipo y cuando queremos tratar algunos temas que nadie entiende mejor que ellos. Las videollamadas y videoconferencias ayudan a no perder el contacto y el sentimiento de equipo.
- Realiza descansos
Estamos en nuestra casa, probablemente solos y nos cuesta más parar simplemente a estirar las piernas. Necesitamos momentos separados de nuestros papeles y ordenador para rendir mejor y no sentir malestar.
- No restes horas de sueño
Al final, todo ello es un bucle, gastas más horas delante del ordenador y necesitas tiempo para el resto de tus necesidades y obligaciones, por lo tanto, se lo restamos a nuestra almohada, ¡Qué no ocurra!
- Arréglate como si fueses a trabajar
Desayuna, dúchate, prepárate antes de sentarte al ordenador. Te ayudará a seguir con tu rutina y nos ayudará a tener el rendimiento laboral más cercano al que estábamos acostumbrados en nuestra empresa.
- Hambre emocional
El estrés y tener la nevera tan cerca hace que, en algunos casos, nos entre necesidad emocional por la comida. Intenta controlar esos impulsos y establecerte los hábitos alimenticios que tenías en tu trabajo.
- Deporte fuera de casa
El deporte siempre es un buen compañero para gestionar los momentos difíciles. Además, es positivo aprovechar a hacerlo fuera de casa para contrarrestar el aumento de horas en casa.
Es una situación nueva, nos adaptaremos pronto si aprendemos a hacerlo y ¡A POR TODAS!