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Son trastornos, NO etiquetas

Trastornos

En la mayoría de las ocasiones, desde la psicología se reducen un montón de síntomas y comportamientos a una etiqueta. Tras hacer las exhaustivas evaluaciones, mediante entrevistas, observaciones y test psicométricos, concluimos: DIAGNÓSTICO.

Es necesario establecer un diagnóstico para tener unas categorías limitadas, encuadrar el problema en un punto y poder actuar con las intervenciones que mejor se adapten al problema. Esto ayuda a los profesionales a establecer la situación que tenemos para planificar la forma en la que se va a resolver y trabajar con la problemática de la forma más efectiva y eficiente posible.

En muchas ocasiones el dar a conocer el nombre del problema (diagnóstico final), puede llegar a ser contraproducente.

Cuando tienes un trastorno mental, no eres ese trastorno mental”

Los diagnósticos son necesarios para los profesionales pero las personas no podemos ser una etiqueta. El ser humano está incurso en una sociedad, es la persona y su entorno. Si el entorno o la persona centran la etiqueta como la definición de él, se estará estigmatizando y agravando el problema.

– Podemos acabar definiendo a la persona con la etiqueta del diagnóstico.
– Puede victimizar al paciente, sintiéndose absorbido por la etiqueta.
– El diagnóstico puede crear dudas en la persona por no proporcionar información clara.

Con esto, no queremos decir que nunca se deba hacer una evolución clara de los diagnósticos. Los problemas mentales están establecidos de manera científica, con sus objetivos claros, tanto cuantitativa como cualitativamente, en varias clasificaciones sobre la salud.

Las personas pueden cumplir los objetivos para el diagnóstico pero nunca serán todas iguales y dependiendo de la persona, la situación y el problema puede aportar beneficios o más dificultades el etiquetado del problema.

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