Las emociones son procesos cognitivos y neuroquímicos que han respondido durante años a las necesidades de supervivencia y reproducción. Actualmente, nos adaptan a esas funciones básicas y a todas las demás que se reconocen en nuestra vida moderna actual.
Han ido adaptándose a lo largo del tiempo como el propio ser humano. Al principio, la emoción de miedo al ver un león nos hacía echar a correr por nuestra seguridad pero no podíamos sentir una emoción de pánico escénico porque no era necesario en aquel momento.
Las emociones también producen cambios a nivel fisiológico que nos preparan para la acción, nos ayudan a realizar la conducta más deseada para el momento en el que nos encontramos.
La realidad de una persona está formada por la información que le viene del medio físico y la forma en la que lo interpreta. Una determinada situación puede provocar distintos pensamientos en la persona, cada tipo de cognición o pensamiento le puede provocar diferentes emociones que harán que la conducta que se vaya a llevar a cabo sea diferente.
Si la cognición no es adaptativa y aparece un pensamiento exagerado o irracional, se desarrollará una emoción que no está ajustada a la realidad y ello producirá que la forma en la que vayamos a actuar no sea la correcta para el hecho que ha sucedido.
Cuando se produce en nosotros un malestar y desarrollamos una emoción negativa, entendemos, de forma errónea, que eso no es lo que debemos de sentir y nos centramos en esa emoción como si fuese un sentimiento negativo. Realmente, el sentimiento que entendemos como “malo” nos está preparando para una acción en concreto que es la más adecuada para nosotros. Siempre que no sea desadaptativo y exagerado nos está ayudando en nuestra actividad diaria.
Según Paul Ekman las emociones básicas son seis, nos explica estas emociones de una manera clara y concluye que son universales y se dan tanto en culturas del mundo occidental como del oriental:
- Ira. Sentimiento de enfado, irritabilidad o indignación cuando se es agraviado u ofendido.
- Alegría. Sensación agradable de satisfacción y bienestar.
- Sorpresa. Malestar o asombro ante algo inesperado.
- Asco. Condena o intenso desagrado hacia algo repulsivo o repugnante.
- Tristeza. Sensación de desdicha o infelicidad.
- Miedo. Aprehensión provocada por generalmente por sensación de amenaza, peligro, o dolor.
¿Cuáles son las funciones de estas emociones?
- Ira. Nos lleva a la destrucción.
- Alegría. Nos lleva a repetir una acción.
- Sorpresa. Ayuda a orientarnos frente a la nueva situación.
- Asco. Nos produce rechazo hacia aquello que tenemos delante.
- Tristeza. Nos guía a una nueva reintegración personal.
- Miedo. Tendemos hacia la protección.