El niño comienza a tener rabietas a partir de los 12 o 18 meses y es muy importante que los padres comprendan que simplemente es porque todavía no controlan sus emociones. Esta maduración emocional del cerebro infantil dura hasta los 20 años aproximadamente, pero la fase más crítica es la inicial, ya que al principio no tiene suficientes recursos para expresarse y hacerse entender.
Este comportamiento no solo es normal, es una parte esencial de su desarrollo. Todo lo elaborado en esas etapas, ayudará a moldear cómo va a gestionar sus sentimientos en la vida adulta.
Pero tenemos que saber cómo ayudarle…
No es suficiente decirle que se calme porque su cerebro todavía no tiene la capacidad de responder a esa instrucción. El adulto tiene que ayudarlo a trabajar sus emociones en palabras y manejarlas. Ese entendimiento les ayudará a ver la situación de forma más constructiva.
¿Cómo manejamos las rabietas de nuestro hijo?
- Déjale su espacio y luego hablar con él.
- Mantenernos firmes y no contemplar su rabieta.
- Mantener la calma.
- No se ignora al niño pero si su conducta inapropiada.
- Abrazar al niño mientras llora para que sepa que no está solo.
- Calmarse en la habitación cuándo es más mayor.
- No responder con enfado.
- Explicaciones cortas.
- Dejar que se calme solo.
- Darle refuerzos positivos cuando este calmado.
- Explicarle que sus enfados harán que no se le haga caso.
- Cambiar el escenario de la rabieta para que rompan con ella.
Y por qué no, ¡podemos ayudarnos de cuentos para ayudar con la gestión de estas emociones!
La rabieta de Julieta – Autor Steve Antony
Vaya rabieta – Autor: Mireille d’Allancé
En algunos casos puede agravarse o no ser suficiente, es posible que necesite ponerse en contacto con un profesional para poder trabajar individualmente sus déficits y conseguir tus propósitos para ayudar al niño.