CONSECUENCIAS DE LA PANDEMIA COVID19 EN LOS NIÑOS

Tras un año desde que comenzó la pandemia del COVID-19, que ha acabado con la vida de más de 1 millón de personas y generado una sensación de incertidumbre ante el futuro, el impacto del virus en niños, niñas y jóvenes de todo el mundo se está volviendo cada vez más claro y alarmante. Los niños se enfrentan a múltiples amenazas: las consecuencias directas de la propia enfermedad, la interrupción de los servicios esenciales y a un aumento de la pobreza y la desigualdad.

A pesar de estar menos afectado que cualquier otro grupo de edad, los datos emergentes sugieren que la salud infanto-juvenil puede verse más directamente afectada por el COVID-19 de lo que se anticipó originalmente, cuando comenzó la crisis a finales de 2019.A medida que van pasando los meses , vamos contando con más datos, estudios e información en torno a la misma:

La salud mental de niños, niñas y adolescentes se ha resentido durante la pandemia. Las preocupaciones sobre el futuro, la pérdida de educación y perspectivas laborales, los problemas de salud y las interrupciones en las redes sociales y de compañeros han afectado la vida de los niños.

  • Los impactos económicos de la pandemia repercutirán en los próximos años, lo que mantendrá un aumento de la pobreza. A nivel mundial, se estima que el número de niños y niñas que viven en pobreza multidimensional, sin acceso a educación, salud, vivienda, nutrición, saneamiento o agua, se ha disparado a un aumento del 15%, 150 millones de menores más a mediados de 2020.

Otras consecuencias, como un año escolar interrumpido con poco aprendizaje o contraer un virus sin sufrir síntomas graves, pueden no parecer tan graves en el contexto de esta pandemia mundial. Pero estas experiencias repercuten en el futuro de todos los niños y las niñas que las atraviesan. Y hay más impactos ocultos: pérdida del potencial de empleo futuro, aumento de la violencia, aumento de la pobreza, problemas de salud mental y morbilidad a largo plazo relacionada con COVID para los niños que están desnutridos o que ya son vulnerables.

A este respecto, los datos muestran cómo, entre las múltiples consecuencias de la pandemia en los y las menores, se observa un impacto en:

El desarrollo de la primera infancia: la pandemia de COVID-19 también está provocando una aguda crisis en la atención y el aprendizaje de la primera infancia. Al menos 40 millones de niños en todo el mundo no han podido acceder a la educación de la primera infancia debido a que se cerraron las instalaciones de cuidado infantil y educación temprana con motivo de la pandemia. Durante los primeros años críticos, los niños necesitan atención receptiva, nutrición adecuada, estimulación y protección para desarrollar sus habilidades sociales, emocionales y cognitivas.

La salud mental: el COVID-19 ha exacerbado los problemas de salud mental y bienestar psicológico y social existentes y ha creado otros nuevos. Una encuesta reciente de la OMS de 130 países destaca el impacto devastador de la pandemia en el acceso a los servicios de salud mental. La pandemia ha interrumpido o detenido los servicios críticos de salud mental en el 93% de los países de todo el mundo, mientras que la demanda de apoyo para la salud mental está aumentando. Aproximadamente el 70% de los servicios de salud mental para niños, niñas y adolescentes o para adultos mayores se ven interrumpidos.

Los impactos de los servicios interrumpidos se ven agravados porque los y las jóvenes se pierden el apoyo de sus compañeros y algunos de los momentos más importantes de sus vidas debido al cierre de escuelas, eventos cancelados o exámenes pospuestos.

La violencia: el confinamiento ha agravado una «pandemia en la sombra» de violencia de género y violencia contra la infancia. Varios países han informado de un aumento de la violencia doméstica, de la demanda de casas-refugio de emergencia y líneas telefónicas de ayuda, y de la explotación sexual de niños y niñas online. La gestión de casos y las visitas domiciliarias para niños/as y mujeres en riesgo de abuso se encuentran entre los servicios más comúnmente interrumpidos. Los servicios de prevención y respuesta a la violencia se han interrumpido en 104 países, donde viven un total de 1.800 millones de menores.

Los niños y las niñas con discapacidad: La pandemia de COVID-19 ha supuesto un desafío especial para los niños y las niñas con discapacidades. Las interrupciones en la rutina diaria y la interrupción de los servicios de apoyo pueden ser especialmente difíciles para los niños y las niñas con autismo o discapacidad intelectual, así como para aquellos y aquellas que dependen de estos servicios a diario. Los niños y las niñas con discapacidad ya tenían entre tres y cuatro veces más probabilidades de ser víctimas de violencia y estos riesgos solo se han incrementado. Más que los ingresos, el género u otros factores, la discapacidad es el factor más importante para ser excluidos/as de la educación.

Dado todo lo anterior, y considerando que los devastadores impactos del COVID-19 en los niños y las niñas repercutirán en los próximos años, la organización internacional manifiesta que es necesario actuar para evitar una pérdida inminente: una generación perdida de niños. Para tal fin, insta a los Gobiernos a establecer un Plan de seis puntos para proteger a la infancia, donde se recoge una serie de acciones urgentes para mitigar los peores efectos de la pandemia y un plan práctico de recuperación para salvaguardar los derechos de la infancia y reimaginar un futuro mejor, escuchando a los y las menores e incluyéndolos/as en todas las decisiones que determinan su futuro.

Su objetivo es volver a unir al mundo en torno a una causa común: la salud y el bienestar de las generaciones actuales y futuras y la plena realización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Convención sobre los Derechos del Niño:

  1. Garantizar que todos los niños y todas las niñas aprendan, incluso cerrando la brecha digital.
  2. Garantizar el acceso a los servicios de salud y nutrición y hacer que las vacunas sean asequibles y estén disponibles para todos los niños.
  3. Apoyar y proteger la salud mental de niños, niñas y jóvenes y poner fin al abuso, la violencia de género y la negligencia en la infancia.
  4. Aumentar el acceso al agua potable, el saneamiento y la higiene y abordar la degradación ambiental y el cambio climático.
  5. Revertir el incremento de la pobreza infantil y garantizar una recuperación inclusiva para todos.
  6. Redoblar los esfuerzos para proteger y apoyar a los niños, las niñas y sus familias que viven en situaciones de conflicto, desastre y desplazamiento.

 

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