Autoexigencia y Perfeccionismo:
Cuando el Esfuerzo se Convierte en Autoexigencia
Si alguna vez has sentido que por más que te esfuerces nunca es suficiente, que siempre podrías haberlo hecho mejor o que el error no es una opción… quizás la autoexigencia y el perfeccionismo estén jugando un papel importante en tu vida. Y aunque pueden parecer cualidades positivas, cuando se llevan al extremo pueden convertirse en una fuente de estrés, ansiedad y agotamiento.
Hoy queremos hablarte sobre este tema, entender de dónde surge y, sobre todo, cómo empezar a soltar esa presión que te impide disfrutar de tus logros.
¿Qué son y cómo se relacionan?
La autoexigencia es esa voz interna que te empuja constantemente a dar lo mejor de ti, pero en su versión extrema puede convertirse en una presión constante que nunca te permite sentirte satisfech@ con lo que haces.
Por su parte, el perfeccionismo es la creencia de que todo debe salir impecable, sin margen de error. Las personas perfeccionistas suelen ponerse metas altísimas y, si no las alcanzan, sienten que han fracasado.
Ambos conceptos van de la mano: la autoexigencia extrema nos lleva a perseguir un perfeccionismo que, en la mayoría de los casos, es inalcanzable. Y el resultado es una sensación constante de insatisfacción y autoevaluación negativa.
¿Por qué surge esta necesidad de exigirse tanto?
Las raíces de la autoexigencia y el perfeccionismo pueden ser diversas, pero algunas de las más comunes son:
- Aprendizajes en la infancia: Si crecimos en un entorno donde se valoraban más los logros que el esfuerzo, es posible que hayamos aprendido que «ser suficiente» depende de lo que hacemos y no de quiénes somos.
- Miedo al fracaso o al juicio ajeno: La sociedad suele reforzar la idea de que equivocarse es sinónimo de debilidad. Muchas personas perfeccionistas temen cometer errores por miedo a la crítica o al rechazo.
- Autoestima basada en el rendimiento: Cuando nuestra valía personal depende de nuestros logros, nos convertimos en nuestros jueces más duros. Sentimos que no podemos permitirnos fallar porque eso nos haría «menos».
¿Cómo soltar la autoexigencia y el perfeccionismo?
Si te identificas con todo esto, queremos decirte algo importante: no tienes que vivir bajo tanta presión. Existen formas de transformar esta autoexigencia en un motor sano que te impulse, sin que se convierta en una carga.
1. Redefinir el éxito: En lugar de buscar la perfección, prueba valorar el esfuerzo y el aprendizaje. No todo tiene que salir impecable para ser valioso.
2. Practicar la autocompasión: Háblate como lo harías con una persona querida. ¿Le dirías a un amigo que es un fracaso por cometer un error? Seguramente no. Entonces, ¿por qué te lo dices a ti?
3. Poner límites al esfuerzo: No todo merece el 100% de tu energía. Aprende a distinguir entre lo que realmente necesita tu máximo esfuerzo y lo que puedes hacer de manera más flexible.
4. Atender el miedo al error: Los errores no son fracasos, sino oportunidades de aprendizaje. Pregúntate: «¿qué es lo peor que puede pasar si esto no es perfecto?» Muchas veces, nos damos cuenta de que el miedo es más grande en nuestra cabeza que en la realidad.
5. Pedir ayuda profesional: Trabajar en terapia puede ayudarte a entender por qué te exiges tanto y cómo empezar a soltar ese peso. No tienes que hacerlo sol@.
Podemos ayudarte a encontrar un equilibrio
En nuestra consulta, os acompañamos a personas a transformar la autoexigencia en motivación saludable sin que se convierta en un peso que limite tu bienestar. Si sientes que te cuesta soltar esa presión interna y te gustaría trabajar en ello, estamos aquí para ayudarte.
Escríbenos y hablemos sobre cómo podemos acompañarte en este proceso. Porque mereces vivir con más calma y disfrutar de tus logros sin sentir que nunca es suficiente.
Creado por: Coral Molpeceres